el bohío de los sueños (2024)

construir un bohío de los sueños con artemisa, flores de bugambilla y pomarosa, achiote, hojas y cascaritas de vegetales; forrajeamos por La Giralda con el primo Martín de 6 años, mientras semillas de las Ceibas viajan con el viento, entre nubecitas esponjosas y la abuela Oliva la llevamos de paseo mostrándole lo suavecitas que son.  

Bañar con Artemisa unos retazos de lienzos de mi abuela Oliva que estaban hace muchos años guardados, que ella solía alistar para pintar flores y paisajes.  
Construir una estructura de guadua con Freddy, quien cuida de los árboles y las plantas en este lugar. 

Co-pensar y hacer mediciones creativas e imaginativas con el Mono. 

Cocemos una gran manta junto a Nancy con hilos rojos que eran de la abuela de Caro. 

Frente al guadualchico, perrohermanomayor, hace ya 15 años perroguadual, por unos días construir el bohío de los sueños y revisitarle, ritualizar los reencuentros. 

Chico, con quien solemos acompañarnos y reencontrarnos en los sueños; con quien crecimos juntes y compartimos nuestros primeros 9 años de vida; con quien disputábamos dormir en el brazo de mi madre; quien era capaz de manifestarle todo el amor y dulzura a ella con su alegría por volver a verla haciendo saltos gigantes y moviendo su colita muchos minutos antes de que llegara frente a la puerta y llenarla de lengüetazos; chico, perropincher, por quien me desvelé más de una vez porque no llegaba de vuelta a casa en la noche y el que me enseñó cómo moverme por la ciudad, en las calles oscuras y a recuperarse de accidentes y mordiscos de perros gigantes que se lo comían vivo. El gran cómplice de mi padre en sus viajes nocturnos y fotográficos, quien le cuidó y protegió más de una vez viajando en el Škoda rojo en los noventas por Colombia.

Vuelvo a visitarlo en la piedra donde solía sentarme a comer mandarina en las festividades de marzo~abril, justo frente a él hoy perroguadual. Al atardecer vienen otros perros a tomar agua y comer en el guadual. Colibríes y pechirojos vuelven a sus nidos al atardecer dentro de la enramada, chico ya no ladra sino canta con el viento entre los palos y las hojas de guadua, otras resonancias, gotas de lluvia refrescan el verano y las semillas de la ceiba se asientan, estamos en siembra ~

the dreaming hut (2024)

building a hut of dreams with artemisia, bougainvillea flowers, and rose apple, annatto, leaves, and vegetable peels; we forage through La Giralda with 6-year-old cousin Martín, while Ceiba seeds travel with the wind, among fluffy little clouds, and we take grandma Oliva for a walk showing her how soft they are.

Bathing in Artemisia some scraps of canvas from my grandma Oliva that were stored away many years ago, which she used to prepare to paint flowers and landscapes. 

Building a guadua structure with Freddy, who takes care of the trees and plants in this place. 

Co-thinking and making creative and imaginative measurements with Mono. 

We sew a large blanket together with Nancy using red threads that belonged to Caro's grandmother. 

In front of the small guadual, older brotherdog, now 15 years dogguadual, for a few days build the hut of dreams and revisit it, ritualize the reunions. 

Chico, with whom we usually accompany and reunite in dreams; with whom we grew up together and shared our first 9 years of life; with whom we argued over sleeping in our mother's arms; who was capable of showing all his love and sweetness to her with his joy at seeing her again, jumping wildly and wagging his tail many minutes before she arrived at the door and filling her with licks; chico, perropincher, for whom I stayed up more than once because he didn't come back home at night and who taught me how to move around the city, in the dark streets, and to recover from accidents and bites from giant dogs that would eat him alive. My father's great accomplice on his nighttime photographic journeys, who cared for and protected him many times traveling in the red Škoda in the nineties through Colombia. 

I return to visit him on the rock where I used to sit and eat mandarins during the March~April festivities, right in front of him today as dogguadual. In the evening, other dogs come to drink water and eat in the guadual. Hummingbirds and red-breasted birds return to their nests at dusk within the thicket, chico no longer barks but sings with the wind among the guadua sticks and leaves, other resonances, raindrops refresh the summer, and the ceiba seeds settle, we are in sowing ~